Autor: Dulce Rivera

Una Honduras educada es una Honduras transformada; en un mundo ideal, la educación tiene que ser universal y financiada públicamente y todos los niños y niñas podrían ir a la escuela más allá de sus posibilidades o la voluntad de pagar de los padres. Pero es un derecho que se les ha privado por falta de recursos en diferentes lugares del país, por lo que no todos reciben las mismas oportunidades.

La educación es parte de nuestras vidas desde que nacemos, comenzamos a adquirir conocimientos y desarrollamos habilidades y destrezas a través de diferentes prácticas de nuestra familia, sociedad y el Estado.
Para una Honduras transformada, es indispensable impulsar la Educación pública, universal y gratuita en nuestro país, reconociendo que es una necesidad para todos los sectores sociales.

Al poseer un individuo una formación académica adecuada a nuestra realidad, será un ciudadano que fácilmente podrá identificar las necesidades de su comunidad, y con esa Educación adquirida a lo largo de los años, tendrá la capacidad de romper paradigmas y prejuicios, su forma de analizar y pensar irá más allá, permitiéndole encontrar soluciones innovadoras a los retos de la sociedad.

Se ha demostrado que la inversión en los sistemas educativos en los países ha dado un giro significativo en las sociedades. Esto significa, que entre más el pueblo reciba educación, este podrá alcanzar estándares más altos a nivel internacional, en comparación a otros países. La creación y difusión de conocimiento a su vez incentivará las innovaciones que repercutirán en las generaciones siguientes.

Es una dicha saber que muchos compatriotas han obtenido oportunidades para salir adelante a través de sus estudios. En Honduras debemos seguir creando esas oportunidades como pieza fundamental para seguir empoderando a nuestros jóvenes para que logren sus sueños y metas. En nuestro país, a través de la Educación es la única forma de salir de la esclavitud. Los hondureños y hondureñas educados, siempre serán hombres y mujeres libres.