¿Qué cualidad describe a una Honduras transformada? – Jonathan Lara Arévalo

Jonathan Lara Arévalo
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¿Qué cualidad describe a una Honduras transformada? – Jonathan Lara Arévalo

Autor: Jonathan Lara Arévalo

Fue el 21 de noviembre del 2011, después de dos años de constantes y extenuantes quimioterapias, cuando entendí lo bendecido que yo era. No solamente porque me notificaban la remisión completa de un diagnóstico de muerte -leucemia linfoblástica aguda-, sino también porque me di cuenta de que mi familia había gastado no más de 3,000 lempiras (125 USD aprox.) después de innumerables exámenes de laboratorio, 48 días de hospitalización y más de veinticuatro meses de tratamiento de alta calidad, a pesar de haber sido atendido en el hospital público del país.

Irónicamente entendí que, por mi edad, había tenido mucha suerte. El tener 14 años al momento de ser diagnosticado me dio la oportunidad de recibir atención financiada por la Fundación Hondureña para el Niño con Cáncer-organización que absorbe la mayoría de los costos, reduciendo significativamente los gastos de las familias de las y los niños afectados. Si el diagnóstico hubiera ocurrido después de haber cumplido 18 años, no hay duda de que mi atención y mi desenlace hubiera sido diferente.

En Honduras, los servicios de salud públicos para pacientes adultos con cáncer – y con la mayoría de otras enfermedades- están caracterizados por largas esperas, instalaciones deficientes, así como también, escasez de insumos y medicamentos cruciales para el tratamiento, causando que los pacientes deban poner dinero de su bolsa para poder seguir viviendo. Por otra parte, los servicios de salud privados están caracterizados por implicar costos millonarios, tan elevados que representan un gran reto incluso para personas más privilegiadas.

No dejo de pensar en todas aquellas familias hondureñas que viven y trabajan día a día para poder comer. Esas familias que ya sea por temas de transporte, ubicación o falta de recursos, el asistir a una cita médica o adquirir un medicamento representa un lujo. A partir del 21 de noviembre del 2011 comencé a entender que el acceso y la cobertura universal a servicios de salud integrales, equitativos y de calidad son un requisito indispensable para poder tener una Honduras transformada.

La pandemia de la COVID-19 ha demostrado lo deficiente y colapsado que se encuentra el Sistema de Salud de Honduras. Resulta fundamental no solamente la correcta planificación y asignación de un presupuesto suficiente para el sistema de salud en todos sus niveles, sino también la buena administración de los recursos, garantizando que los tomadores de decisiones tengan los conocimientos y experiencia necesaria para ganarse su puesto y desempeñar su liderazgo. El enfoque curativo debe ser reorientado a uno preventivo, que permita priorizar la promoción de la salud y enfocarse en los Determinantes Sociales y Ambientales de la salud. Aunque esta sea una inversión a largo plazo, solo así se logrará disminuir los gastos sanitarios y mejorar la calidad de vida de las y los hondureños. De igual manera, la educación y el empoderamiento en salud debe ser un pilar elemental desde la educación prebásica, priorizando a las poblaciones más vulnerables, lo cual permitiría reducir las inequidades en salud.

Tengo claro que la transformación del país no depende de un único elemento, pero estoy convencido de que el acceso y la cobertura universal a servicios de salud son la piedra angular para la construcción de la Honduras con la que sueño.